Ñoñerías



Tal vez somos sólo nosotros,
ejemplares con ciertas variaciones,
ciertas particularidades.
Nosotras, las ñoñas,
Que nos ahogamos en las tragedias de los otros
Porque nos las imaginamos como propias,
Que nos apropiamos de los alientos próximos,
Porque nos falta oxígeno,
Una hipoxia grave grabada a fuego desde el nacimiento
Que algún patán se olvidó de diagnosticar.
Nosotros, los necios,
Que igual que nos ahogamos en este valle inmenso
Somos capaces de reír sin pausa
Con una voltereta y unos pasos de vals;
Dueños de esa- si no hermosa, singular-
Capacidad para cambiar de estado
antónima a la inercia,
No sabemos oponer resistencia
Al vaivén repentino en que la nada se transforma en un universo
Repleto de motores.
Nosotros, a quienes nos baila el alma
 en un par de segundos,
Que nos convierten sin quererlo en astros,
Que nos regalan con arrebato
Ese palpitar vívido que ansiábamos sin esperanza hace un momento.
Nosotros, los blandengues,
Que no sabemos vivir sin las aprobaciones,
Que negociamos trocar, por un rato de afecto,
El más largo de los desasosiegos.
Nosotros, los que no sabemos vivir sin emocionarnos un millón de veces
Por minuto,
Que necesitamos tanto de nuestra ñoñería
Como de vuestros aplausos.
Nosotros, que buscamos a diario la panacea para reforzar las neuronas,
Que nos atiborramos a suplementos vitamínicos
Para que nuestras glándulas, para que nuestra sangre
Logren un cierto estatus similar a la normalidad.
Yo, que me tomo un plátano y comienzo a imaginar el potasio
Llenando mis vacíos de un optimismo inusitado.
Yo, que voy repasando uno por uno
Los poros que no saben cerrarse, y les lloro plegarias desfasadas.
Yo, que tengo una memoria infalible para ciertos recuerdos
Y me empeño en borrar algunas hermosuras,
Aunque confieso que soy buena inventado otras cuantas
Que tal vez no tuvieron lugar.
A nosotros, los ñoños, los cobardes,
Los que vivimos con tantísimo miedo
Librando cruzadas que dicen que no existen
Dejándonos la piel en lo que otros denominan subsistencia.
A nosotros, que permanecemos en el limbo
Por culpa de esta innata indecisión,
Nos dedico hoy este amor
Que invariablemente me acurruca,
Que invariablemente debo profesarnos,
Porque de monumentos para los valientes
Están llenas las calles, las pantallas, las conversaciones,
Y uno se harta ya de compasiones o de apenados rostros
Vacíos de piropos,
Y digo yo, qué mérito tendrán los valientes,
Si seguro que tienen los niveles bioquímicos en perfecto equilibrio;
lo difícil es caminar por el alambre y, pese al vértigo, recorrer su infinito.


Para Eva


























Comentarios

Entradas populares