Jodido miedo
Conozco bien su rostro:
Su latigazo en medio de la noche,
Sus variaciones absurdas,
Sus amenazas varias,
La forma en que se encarna o se encona
Pertinaz como los sueños,
Terrible como las pesadillas.
La forma en que te envuelve
Y se exacerba, veloz como una epidemia,
Extenso y venenoso,
Paralizante.
A veces intento razonar con él,
Pero se obstina en poseerme,
Cual demonio hiriente,
Y me retuerzo, me acurruco,
A la defensiva cual animal salvaje,
Echando mano de la química,
Rezando, rezando a gritos,
Incoherente,
Irremediablemente insana,
Pequeña e indefensa
Contra mí.
Me vienen a la mente las desgracias,
Se suceden como monstruos en cadena,
Intento desmontarlos, pero
Resucitan en su vaivén infinito,
Se recomponen, me vencen,
Y se me ríen en la cara cuando abatida,
Me entrego a sus descaros.
Entonces se suceden los recuerdos,
Se agolpa el desconsuelo,
Se confunden instintos,
Se apodera del desmán
Una suerte de desesperación orgullosa de sí.
Debo recurrir
Al engaño
Y al final surte efecto la droga;
No es más que
Una cuestión de fluidos
Que vibran o desvibran
Padeciendo una suerte de música
Abarrotada de desacuerdos,
De niñas rotas que pugnan por emerger
A una superficie algo más transparente.
Qué jodido es
Este puto perenne inmortal viejo
altanero repetido acongojado
traidor insistente
cobarde,
entrometido,
impúdico y nocturno,
feroz
fugaz
falaz
irrefrenable miedo.
Comentarios
Publicar un comentario