Al doblar la esquina


Contra todo pronóstico
Me auguro todavía tu mirada
Inexplicable pero oportuna,
redentora.
Pueblas mis sueños,
Dotándole a mi vida de un mañana,
Como un hilo en llamas,
Como el sol de una isla que habita esa mujer que a veces
Me sobrevive.
Cuando tú me colmes
de todas las frases con que ahora sustento las ganas de vivir,
que me obligo a inventar con fatiga
y una pizca de incredulidad:
cuando tú me calmes
con un abrazo desmedido,
uno de esos que nutren media vida,
cuando tú me calles
la verborrea que me atrapa en medio de
las tormentas de arena de esta insondable madurez,
cuando tú me beses, y yo
no tenga que volver a comprobar en el reflejo maldito
qué parte de mi cuerpo es la culpable:
cuando la criatura que me ocupa
se haya vuelto a creer que
me queda un pedazo hermoso,
uno que te baste
y también que no te baste nunca.
Cuando me vuelva a mirar una tarde
y no guarde rencor a mis ojos cansados
por no tener miradas que me arropen,
cuando mi sonrisa no sea
un mecanismo para salir a la cancha,
sino que sea, como fue,
inevitable ostentación de mi talante.
Cuando me salgan las flores
Y el tiempo sea una palabra más
Y olvide todos los días
Invisibles
Y el vacío y las historias de otros
Ya no sean jodido alimento cotidiano.
Cuando yo me muera
Si tu voz resuena al otro lado
De cualquier dispositivo,
Cuando sea imposible no adorarte
Rebosando babas
Y se nos solapen los deseos
Y también atropelladas frases
Y las ganas peleen festivas
Por soldarnos;
Cuando los días y las noches
Sean continuo eco de nuestra efervescencia
Y se nos posen los insectos anhelando
La fertilidad de nuestras primaveras,
Cuando existamos porque se nos cruzaron, sin querer,
Las pasiones inquietas,
Cuando tenga sentido haber dado la espalda
A tantos rumbos incitantes,
Haber desoído todos los consejos,
haber despreciado realidades
en aras de lo que prometían nuestros sueños.
Contra todo pronóstico,
Cambio el condicional “sí” por el esperanzado “cuando”
Y me aventuro a que llegues

Y que nunca sea tarde.

Comentarios

  1. Cómo degusto tus poemas desde un tiempo lejano y próximo a tus palabras, las que siempre tuvieron tacto para las almas nobles que supieron reconocerte.
    Eres nuestra voz en forma de verso y escrita para ser escuchada, escrita, querida.

    ¿Nos vemos un dia?
    Yassou decías tú.

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    Respuestas
    1. Ahora te leo y sonrío con este regalo, igual que sonreí hace siglos, al saber que existías. Gracias mi Alex por ser parte de mí.

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