Fantasmas
Tal día como hoy
Nos regalábamos alientos contagiosos
Llenos de incertidumbres caducadas
En esa cama prestada y caliente que flotaba
Con sus efluvios de otras vidas.
Tu pie, tu piel, tus futuros en aquella mañana
Y dormir esperándote.
Y volver a dormir, arrullados por el día siguiente y su
destino.
Yo y mis entregas eternas,
cabizbajas, sabihondas, recurrentes.
Desalmadas.
Recrear uno a uno los respiros,
Como preludio al polvo enamorado
Que hoy ya nunca más podría ser.
Y aquella primavera tan maldita
Desesperadamente obsesionada.
Para tanto alcanzó aquella voz,
Aquellas palabras que deberían haber volado libres,
Aquel sinvivir de amargos frutos,
Aquella paciencia inútil puesta en escena.
De repente, se me posa como una sonrisa
el pequeño y querido despropósito:
el miedo recién nacido,
Pugnando indefenso por transformarse en lo imposible,
En lo inoportuno,
En esos sueños que uno ni llega a soñar,
Probablemente fantasmas del azar.
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