Takeaway



Me preocupa en exceso esta infección,
Esta epidemia de ideas virales,
La ceguera crónica.
Contemplar,
Ahora es tendencia pararse
A observar (sin juzgar, si eso fuera posible)
Inofensivos actos como respirar
O el sonido alrededor:
Necesitamos reaprender el silencio
Reaprender a mirar,
Conteniendo el devenir del pensamiento
Que se nos ha ido inoculando
Desde el mismo momento de llegar a este mundo.
Necesitamos del silencio,
Para volver a rellenarnos más tarde,
A veces con las frases de otros.
Meditamos con las frases de otros,
Leemos las frases de otros,
Compartimos las frases de otros,
Escribimos juntando como rompecabezas
Y los textos se parecen demasiado
Y en distintos idiomas
Las mismas palabras se ponen de moda
Las mismas imágenes se adueñan de los sueños,
Los mismos prototipos alimentan nuestros anhelos
Y cada vez parece más pecado
No ser una tendencia.
Pese a todos los esfuerzos
El arte de la contemplación
Sigue siendo tabú
Y mirar somero es el mejor triunfo.
Incluso los poetas sucumbieron
a la prisa
y recitan como si les persiguiese un caballo
y juegan sin pararse mucho a deleitarse
del sabor ajeno de todos los sonidos
que conforman una palabra: su cadencia,
ese arrastrar interminable de lo que se pronuncia,
o aún mejor,
ese sueño imperturbable de lo que no se dice.
Poesía takeaway,
Una especie de rock and roll hermoso
Pero fugaz.
Mientras decrépitos, yacen imperturbables
Algunos defensores del monólogo interior,
Hallando consuelo en su atemporalidad,
Defendiendo el aroma del desarraigo,
Vislumbrando el comienzo de una era
En la que los márgenes dejen de ser insultos;
Una era con menos corsets emocionales,
Olvidar los aires de condena que soplan en todas direcciones,
Destrozar esa lupa con que se desvirtúa la palabra,
Disfrutar de volver a crear con el lenguaje millones de mundos
Dispares,
Que no se deleiten de ser gemelos,
Que salten por los aires de tan enajenados,
Que lo permitan todo y no por eso
Tengan que ser verdades fósiles.
Me sale, fácil, la lágrima,
La libertad por la que se murió,
Para que ahora la aniquilemos
Y ni siquiera podamos verlo.







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